Aprende de quién te enamoras.

Nunca se muere demasiado.
Aún después de romperte el corazón, pisartelo, pateartelo,
destrozartelo hasta tal punto de dejarlo sin posibilidad de recomponerlo,
aún así, no habrás muerto demasiado.
Y así como los cactus pinchan, el fuego quema,
el hielo congela y el papel corta, tu amor duele.
Y no habré muerto demasiado puesto que sigo tocando los cactus,
acercándome al fuego, pegando la lengua al hielo y pasando las hojas de esta historia sin cuidado.
(Sí, también sigo queriéndote).

2 comentarios: