Sabes esa sensación de opresión que sientes en el pecho cuando sabes que tienes que luchar por algo, aunque tengas todas las de perder? Ese hormigueo que te recorre todo el cuerpo y que no te deja dormir tranquilo? Ese latir desenfrenado del corazón cuando está a punto de conseguir lo que quiere?
Pues yo, hace tiempo que no tengo esa sensación. Y créeme que hoy, doy la batalla por perdida.
Yo se lo que es sentir que estás luchando en vano, creeme. Muchas veces sentí que ya no valía la pena mover ni un dedo más, muchas veces sentí que estaba esperando cosas imposibles. Sé lo que es llegar a la felicidad máxima y perderla en un instante. Sé lo que es sentirse frutrado por no poder disfrutar de lo que quiero. Muchas veces dije "para qué seguir? si las cosas no van a cambiar..." Y hasta ahora sigue todo igual. Todo lo de afuera; pero yo cambié. Entendí que siempre se puede seguir, que siempre hay metas por cumplir y que darse por vencido es el peor error que podemos cometer. Cambiar de camino no significa rendirse, y eso es lo que yo hice. Por algún tiempo esperé que las cosas volvieran a ser como fueron, pero al ver que todo seguía igual me dije "no puedo seguir esperando algo que no se si va a llegar" y simplemente lo acepté y segui con mi vida, convencido de que en algún momento voy a volver a disfrutar de esa sensación hermosa que produce el tener a alguien a nuestro lado...
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