Promesas que no valen nada.

Hagamos un pacto. Yo te daré todo lo que me pidas: un paseo romántico a la luz de la luna, una cena en el restaurante más caro de la ciudad, un viaje interminable a cualquier ciudad del mundo, un desayuno en la cama el día de tu cumpleaños, un detalle bonito cada vez que cumplamos meses juntos, una mirada de celos cada vez que te quedes prendido de alguna rubia de cuerpo impresionante, un sincero "lo siento" para hacer las paces cuando discutamos por cualquier estupidez, una sonrisa cada vez que me la pidas, unas palabras cursis y empalagosas cuando lo necesites, una tarde libre para que cada uno haga lo que más le apetece, que veamos juntos el fútbol a cambio de una película romántica, una tarde de invierno tapados con una manta hasta la nariz, una calurosa tarde de verano haciendo surf o cualquier otra cosa, una tarde de otoño caminando por el bosque dandole patada a todas las montañas de hojas, una tarde de primavera recogiendo flores para adornar el salón, un polvo de reconciliación o cada vez que nos apetezca. A cambio solo te pido una cosa: no me hagas daño.