Dame la mano y vámonos de aquí.

Os juro que cuando él me besa, todo a mi alrededor desaparece. Solo estamos él y yo. No, es mejor que eso, solo estamos nosotros. Y cuando él sonríe.. ¡joder cuando sonríe! Se me para el tiempo, el mundo y automaticamente se dibuja en mi cara una sonrisa. Él es esa persona por la que quiero mojarme cuando llueva y recorrerme media ciudad con tal de estar con él cinco minutos. Cinco minutos que siempre se alargan a diez pero que parecen dos. Que por él olvido el pasado para centrarme en el presente, que al fin y al cabo, es lo único que importa. ¿Y el futuro? Eso no existe. No tiene por qué haber un mañana, pero si hay un hoy. Y quiero que mi hoy con él sea muy largo, que dure mucho tiempo, lo que tenga que durar. Quiero que no tengamos fecha de caducidad, que cada beso sea el primero, que nunca queramos decirnos 'hasta mañana' o 'tengo que irme'. Que el último beso del día siempre sea el penúltimo y que entre nosotros solo haya sonrisas, que los problemas se los queden otros. Que un 'how I wish.. how I wish you were here' se nos quede corto. Que me siga tratando como a una princesa, o como dice él, casi como una princesa, porque no tengo castillo. Que le guste hacerme rabiar y obligarme a no usar los pasos de peatones ni los semáforos (aunque a mi me parece muy bonito eso de pararnos cada vez que el semáforo está rojo solo para poder robarle un beso y demostrarle al mundo que es mío). Que nuestra noche perfecta sea estar de fiesta, un buen polvo y de reenganche un poco de NBA. Que ambos sepamos donde están nuestros límites, cuales son los temas tabú del otro pero que no nos importe, porque seguiremos pasando esa línea sin miedo. Miedo.. cada vez que pienso en él no puedo evitar sentir miedo. Miedo de perderlo. De que todo esto no sea más que el más bonito de los sueños. Miedo de que nuestra historia se acabe incluso antes de empezar. Miedo de perderlo, o peor, de perderme yo en este océano de sentimientos. Pero que bonito sería perdernos juntos. Que yo no quiero que me baje la luna, ni que me escriba en un puente algo que solo él y yo entendamos, ni siquiera quiero que le demuestre al mundo lo mucho que me quiere. Solo quiero que las canciones de amor hablen de nosotros, que las películas cuenten nuestra historia, que la palabra rutina no exista en nuestro vocabulario y que todas me tengan envidia porque tengo todo lo que ellas quieren.
Hay personas que tienen más suerte de la que realmente merecen. Ahora mismo, puedo afirmar que yo soy una de ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario