You give me the feel I've been looking for.

Y cuando crees que todo se acabó, que ya no queda esperanza y que vas a seguir atrapado toda tu vida en esa mierda de sentimientos hacia algo o alguien (casi siempre alguien) de tu pasado, aparece. Aparece un nuevo sentimiento hacia alguien. Piensas que simplemente es uno más, como todos los que han ido pasando que resultaron ser efímeras experiencias sin trascendencia. Y resulta ser que no. Que es la persona por la que cada noche te levantas con ganas de salir de la cama y de comerte el mundo (o a él) y por la que te acuestas cada noche con una sonrisa dibujada con rotulador permanente en la cara. Empiezas poco a poco a darte cuenta de que te importa, que necesitas su presencia en tu día a día hasta que llega un día en el que ocurre algo que te hace percatarte de que no es uno más. Que es él. Que le quieres, y punto, y no hay más. ¿El día en el que yo me di cuenta de que era él lo que llevaba buscando tanto tiempo? Fue el día en el que ví palabras bonitas de él hacia otra, del pasado. En ese momento, aunque era yo la que estaba entre sus brazos, noté como algo dentro de mi se rompía lentamente. Y fue el peor dolor que pude sentir. Quería llorar o marcharme o quedarme quieta o no sé, quería hacer algo. Pero no podía. Me sentía sin fuerzas para moverme. Pero él me abrazó, más fuerte que antes. Me abrazó como si tuviera miedo a que me fuera, como si pudiera desaparecer de un momento a otro. Y fue ahí, en ese preciso momento, en el que me dí cuenta de que si lo perdía, me perdería yo. Muchos pensarán (incluso yo a veces) que no se puede depender tanto de una persona. Y aunque parezca mentira, esto no es dependencia. Es.. no sé. No hay palabras para definir lo que es esto. Pero me gusta. Y no pienso en qué pasará, sino en qué pasa. Que estamos aquí, y que, joder, la vida es bonita. Y su sonrisa más.

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