Nueveochoseis.

El tiempo no se detiene en ningún momento para nadie. Nunca hay segundas oportunidades y cuando las hay, créeme que no habrá una tercera. No he perdido la cuenta de cuantos van, con este son 24, y mi vida ha cambiado por completo. Entraste y te fuiste, como entra el invierno o la primavera y se va al cabo de tres meses. Es cierto que el tiempo pone a cada uno en su lugar y que la distancia acaba matando. "Viniste de tan lejos para poder enamorarte y ya no puedo dejar de besarte". Empezó un día cualquiera, un día que era importante para mí, pero no me imaginaba que iba a ser importante por comenzar esta etapa de mi vida. Pasaron los días, los meses. El invierno se fue dejando atrás el frío y llegó la primavera con sus flores, sus alergias al polen y eso de que en primavera la gente se enamora más por no sé qué de que su sangre está alterada. Tres meses largos los cuales no daban terminado mientras yo seguía escribiendo tu nombre en los márgenes de todas mis libretas y escribiendo hojas y hojas sobre lo que me estaba pasando, ¿era eso amor? Y al fin, el verano. Tres meses por delante con un viaje importante. ¡Y vaya si era importante! ¿Quién lo iba a decir? Una cabina telefónica, un gorro con pompón, una playa en la cual planear toda una vida, un hasta luego que de repente dejó de significar "volveremos a vernos" para significar "nunca más". Un retorno adelantado y una desesperación por tener que esperar un otoño, un invierno y otra primavera. Seguía sin saber qué mierda era eso, pero dolía, y mucho. Infinitas llamadas de larga duración y conversaciones que parecían no tener fin, hasta el momento de decir "hasta mañana" que era el peor momento del día. Y así pasó casi todo el otoño y sin comerlo, ni beberlo, todo se volvió oscuro. Ya nada era bonito: no más llamadas, no más palabras bonitas, no más conversaciones durante horas, ni siquiera un "hola, ¿como estás?". Ambos sabíamos que sería difícil, pero creíamos que podíamos con el mundo y fue el mundo el que pudo con nosotros. Y de nuevo el invierno, el frío y la misma soledad que cuatro estaciones atrás. Pero un día llegó una pequeña llama de esperanza y de calor, de no-soledad, que ya no fue solo pequeña, también fue efímera. "Si, estoy con ella y estoy bien". Y todas las promesas compartidas a lo largo de casi un año, se borraron con tan solo siete palabras.Y por mi parte llegaron las lágrimas, los "tengo que sacar fuerzas pero nosédedondemierda sacarlas" y esas cosas que se dicen cuando sabes que tienes que salír adelante. No fue fácil borrarte de mi vida, de hecho, aún no lo he hecho. No consigo cambiar tu sonrisa, ni tu mirada, ni nada de nada. Sé que no he vuelto a sentir nada igual a eso, ni algo parecido. Creo que tengo complejo de ameba. ¿Pero sabes lo peor? Que dos años después, tras muchas lágrimas, canciones, esfuerzos, intentos y insultos hacia ti, no he conseguido borrarte de mi vida.

1 comentario:

  1. No te imaginas cuánto me llegó tu escrito... realmente pude sentir aunque sea un poco de tu tristeza y angustia... esa melancolía de momentos que no se pueden arrancar de la mente ni del corazón... y después el tener que aceptar la realidad destrozada y seguir adelante con el alma destruída, entiendo... te dejo un beso enorme ♥ y fuerzas !

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