Ya no quiero dejar de besarte.

Cuando algo empieza, nunca te planteas si va a tener un final feliz o no, ni siquiera te paras a pensar si va a ser una historia interminable. Cuando te enamoras no te paras a pensar si algún día ese amor se apagará, simplemente te dejas llevar sin pensar a dónde te llevan tus pasos. El amor es bonito. Mucho. Mientras dura. Porque cuando se acaba el dolor te consume lentamente mientras te quita gota a gota tu felicidad. La desesperación se clava en tí como mil dagas, frías como el hielo, y no te dejan ni pensar, ni sentir, ni buscar algo a lo que agarrarte en uno de los peores momentos de tu vida. Créeme, cuando el amor es de verdad, de esos que te calan hasta los huesos e impregnan cada poro de tu cuerpo de esa preciosa sensación que te permitiría hacer cualquier cosa por esa persona, ese amor, nunca se acaba. Siempre lo vas a tener muy dentro de ti y eso que dicen de 'un clavo saca a otro clavo' no es más que una mentira con la que intentamos autoconvencernos de que todo va a ir mejor. Y es cierto, todo va a ir mejor. Puede que no mañana, pero si la semana que viene. El problema es que cuando quieres a alguien, cuando quieres a alguien de verdad, por mucho que pase el tiempo, por muy bien que estés, habrá momentos o días que te recuerden a esa persona y te hundirán en la mierda unos dias. Son tres años conviviendo con este sentimiento que cada vez que aflora en mí me ahoga sin apenas dejarme respirar. Pero a la vez, es tan bonito (o tal vez estúpido) seguir teniendo esperanza de que no todo esté perdido. Que lo nuestro no esté muerto del todo. Que aún haya una mínima posibilidad de un 'nosotros'. No sé qué espero. Ni siquiera sé qué hago aquí, 1095 días después, escribiendole a un destinatario que sé que ni piensa en mí y que empiezo a pensar que ni recuerda mi nombre. Yo, su gran amor, su verdadero amor, su dieciséis... Éramos tan distintos del resto y tan iguales entre nosotros. Éramos perfectos el uno para el otro. O eso creí yo. Quizás las frase correcta sería: 'era perfecto para mí'. Pero.. ¡mierda! Yo le quería. Y le quiero. Y por mucho que lo intento no consigo borrarle. Aunque esto ya no es nada nuevo. Le quiero, le quiero, le quiero, le quiero. Joder, ¡le quiero! Y no hay más.

2 comentarios:

  1. Sos grandiosa escribiendo. Y justo leo tu texto en un momento que me siento igual. Esos días que se empecinan en morderte la cabeza.

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  2. Al leer esto que escribiste no puedo evitar acordarme de una relación que tuve -LA relación- (esa de la que te hablaba en el comentario de la entrada anterior) ; y pienso que en la vida nos cruzamos con mucha gente, experimentamos muchas cosas, intentos fallidos a montones, errores y aciertos, pero llega un momento en el que alguien aparece y nos marca para simpre. Y es verdad, el amor es hermoso pero a la vez duele cuando se termina; y uno claramente no piensa en eso último cuando se enamora, piensa más bien en dar lo mejor para que no se termine; pero a pesar de ello muchas veces acaba por terminarse igual. Nada nuevo. Pero el punto aquí es: es bueno recordar esas cosas, esos momentos felices que vivimos con 'esa' persona que nos marcó. Creo que si vas por la calle preguntando a la gente si hubo alguien en su vida que los marcó para siempre, la mayoría va a contestarte que si, y que no se olvidaron de ese alguien; y esta bien! Es hermoso guardar esos recuerdos. Y también seguramente muchos te digan que pensaron que esa persona era perfecta para ellos... "eramos perfectos uno para el otro" van a decir. Pero eso no es verdad por dos cosas: primero porque la perfección no existe, ni siquiera la "perfección para mi". Algo perfecto es algo sin fallas, y TODOS tenemos más de una cosa que al otro le molesta, y en todas las relaciones hay conflictos por eso. Segundo, porque si hubieran sido perfectos uno para el otro, nunca se hubiera terminado la relacion. Quizás suene duro o feo, pero creo que es así; lo bueno para una relacion es justamente aprender a superar y convivir con ciertas inperfecciones de la otra persona, y saber plantear un cambio en aquellas que sean perjudiciales para uno y para el otro, y a la vez estar dispuesto al cambio por el bien de la relacion.

    Pero más allá de eso, volviendo a lo anterior, creo que es genial guardar esos momentos de felicidad dentro nuestro, pero muchas veces esos recuerdos, mezclados con añoranzas y deseos, nos impiden disfrutar de nuevas etapas. Si quedás estancado en felicidades pasadas, nunca podrás conocer otras nuevas. Creo que lo más oportuno y lo mejor para vos sería guardar esos recuerdos para siempre, pero a la vez permitirte ser feliz con alguien más. Muchas veces extrañamos las vivencias, no la persona; y no nos damos cuenta...

    Espero que te haya servido mi opinión :) abrazos grandes! Y fuerza.

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